Durante
la década de los cuarenta, el mundo vivió un entorno económico
complicado, debido en gran parte al desarrollo de la segunda guerra
mundial, lo cual afectó la exportaciones de México y lo llevo a
concentrarse en su mercado interno, comenzando a desarrollar una
serie de relaciones económicas que antes no existían, fruto de
esto, se tuvo un incremento de la inversión en actividades
productivas, “La inversión total que en 1940 representó 7% del
PIB para 1954 aumentó hasta el 15%” (p 252).
El
sector industrial nacional se afianza y coadyuva al crecimiento
dinámico de la economía mexicana, la urbanización se incrementa a
la par de la industrialización del país. La estructura económica
cambia y se vuelve principalmente secundaria, en detrimento de la
agricultura y los servicios. Acciones por parte del estado como la
reforma agraria, la inversión en infraestructura como caminos y
puentes, sistemas de riego, etc. Permitieron un mayor dinamismo de
los factores de producción y por ende un incremento en la producción
de productos y servicios a nivel nacional, así como una elevada
cifra de personas empleadas.
El
superávit agrícola producido permitió financiar tanto la creciente
demanda por alimentos en los centros urbanos, como la lucrativa
exportación de productos como el café, el algodón, etc. También
permitió el financiamiento de las importaciones, que jugaron un rol
primordial en la industrialización del país.
La
substitución de importaciones, fue la política económica adoptada
por el gobierno en turno, para ampliar el mercado interno, y una vez
terminada la segunda guerra mundial, y el llamado “estado de
excepción de la economía”, para de esa manera acelerar la
industrialización del país. En el caso particular del sector
terciario o de servicios, su dinamismo recayó en el ingreso de las
capas altas de la población.
La
llamada “actualización del pacto social” consistió en lo
general de dar un marco legal y estado de derecho a la participación
de la iniciativa privada en la que sería llamado “una economía
mixta”, Estado e iniciativa privada, como agentes preponderante del
desarrollo y dirección de la economía nacional, la iniciativa
privada formaría cámaras de comercio que llegarían a tener un gran
poder de coacción ante el estado e inclusive representarían un
desafió para este, dadas sus posturas conservadoras, que chocaban
con el proyecto modernizador que había trazado el estado
originalmente.
El
estado creó leyes que permitían una competencia más equitativa
entre los agentes económicos, también impulsó un sistema de
exención fiscal para las empresas de nueva creación, tratos con
banqueros, para incluir el crédito y el financiamiento en el
desarrollo productivo, en el ámbito social, se dieron las reformas
laborales, que “institucionalizaron la relaciones laborales”,
permitiendo una mayor seguridad en el caso de las inversiones de los
industriales, y dotando de un estado de derecho a las relaciones
obrero-patronales con esta actualización del “pacto social”
heredado desde el fin de la revolución mexicana.
El
estado controla las huelgas a través del clientelismo sindical
“Charrismo”, es decir sindicatos alineados con los intereses
gubernamentales en turno, el número de huelgas disminuye
notablemente, se crea un sistema en el cual para ser reconocidos por
el estado, los sindicatos deben hacer sendas concesiones al gobierno
y congelar sus demandas, según la visión del estado, en aras del
beneficio posterior nacional, es decir de la industrialización de
este. Las relaciones que el estado formo por otra parte con la clase
media por medio la burocracia y con los campesinos por medio del
agro, le permitió controlar la inestabilidad social, otorgando
ciertas concesiones y estableciendo ciertos contrapesos, todas ellas
medidas que me parecen necesarias, debido al momento histórico y a
la heterogeneidad social de un país como México. Quitar poder
político al ejército, caudillos y caciques, supuso dar fuerza a las
instituciones y al naciente presidencialismo. El gasto público se
convirtió en el principal motor de la economía, esto ayudaría al
proceso de industrialización del país, sin embargo generaría a la
postre un gigantesco aparato estatal que generaría otra clase de
problemas. La diversificación del sector paraestatal, supuso la
creación de cadenas productivas más complejas, con el fin de
alimentar la industria y el consumo interno, no depender de bienes
intermedios importados. Se considera el desarrollo de la industria
eléctrica como uno de los más influyentes, tanto en lo social (el
acceso) como en lo industrial (subsidio a la producción), ya que
entraba dentro de los planes de expansión industrial del estado, por
lo que se le trató como una industria estratégica. El otro sector
estratégico es el de los hidrocarburos, PEMEX, con el desarrollo de
plantas petroquímicas, la extracción, exportación como fuente de
divisas para la importación de bienes de capital, aunado al origen
nacionalista de la constitución de esta paraestatal, convirtieron a
PEMEX en un baluarte de la industrialización y desarrollo nacional.
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