martes, 21 de febrero de 2017

Estado y desarrollo. Modernización, industrialización y economía mixta.

Durante la década de los cuarenta, el mundo vivió un entorno económico complicado, debido en gran parte al desarrollo de la segunda guerra mundial, lo cual afectó la exportaciones de México y lo llevo a concentrarse en su mercado interno, comenzando a desarrollar una serie de relaciones económicas que antes no existían, fruto de esto, se tuvo un incremento de la inversión en actividades productivas, “La inversión total que en 1940 representó 7% del PIB para 1954 aumentó hasta el 15%” (p 252).
El sector industrial nacional se afianza y coadyuva al crecimiento dinámico de la economía mexicana, la urbanización se incrementa a la par de la industrialización del país. La estructura económica cambia y se vuelve principalmente secundaria, en detrimento de la agricultura y los servicios. Acciones por parte del estado como la reforma agraria, la inversión en infraestructura como caminos y puentes, sistemas de riego, etc. Permitieron un mayor dinamismo de los factores de producción y por ende un incremento en la producción de productos y servicios a nivel nacional, así como una elevada cifra de personas empleadas.
El superávit agrícola producido permitió financiar tanto la creciente demanda por alimentos en los centros urbanos, como la lucrativa exportación de productos como el café, el algodón, etc. También permitió el financiamiento de las importaciones, que jugaron un rol primordial en la industrialización del país.
La substitución de importaciones, fue la política económica adoptada por el gobierno en turno, para ampliar el mercado interno, y una vez terminada la segunda guerra mundial, y el llamado “estado de excepción de la economía”, para de esa manera acelerar la industrialización del país. En el caso particular del sector terciario o de servicios, su dinamismo recayó en el ingreso de las capas altas de la población.
La llamada “actualización del pacto social” consistió en lo general de dar un marco legal y estado de derecho a la participación de la iniciativa privada en la que sería llamado “una economía mixta”, Estado e iniciativa privada, como agentes preponderante del desarrollo y dirección de la economía nacional, la iniciativa privada formaría cámaras de comercio que llegarían a tener un gran poder de coacción ante el estado e inclusive representarían un desafió para este, dadas sus posturas conservadoras, que chocaban con el proyecto modernizador que había trazado el estado originalmente.
El estado creó leyes que permitían una competencia más equitativa entre los agentes económicos, también impulsó un sistema de exención fiscal para las empresas de nueva creación, tratos con banqueros, para incluir el crédito y el financiamiento en el desarrollo productivo, en el ámbito social, se dieron las reformas laborales, que “institucionalizaron la relaciones laborales”, permitiendo una mayor seguridad en el caso de las inversiones de los industriales, y dotando de un estado de derecho a las relaciones obrero-patronales con esta actualización del “pacto social” heredado desde el fin de la revolución mexicana.
El estado controla las huelgas a través del clientelismo sindical “Charrismo”, es decir sindicatos alineados con los intereses gubernamentales en turno, el número de huelgas disminuye notablemente, se crea un sistema en el cual para ser reconocidos por el estado, los sindicatos deben hacer sendas concesiones al gobierno y congelar sus demandas, según la visión del estado, en aras del beneficio posterior nacional, es decir de la industrialización de este. Las relaciones que el estado formo por otra parte con la clase media por medio la burocracia y con los campesinos por medio del agro, le permitió controlar la inestabilidad social, otorgando ciertas concesiones y estableciendo ciertos contrapesos, todas ellas medidas que me parecen necesarias, debido al momento histórico y a la heterogeneidad social de un país como México. Quitar poder político al ejército, caudillos y caciques, supuso dar fuerza a las instituciones y al naciente presidencialismo. El gasto público se convirtió en el principal motor de la economía, esto ayudaría al proceso de industrialización del país, sin embargo generaría a la postre un gigantesco aparato estatal que generaría otra clase de problemas. La diversificación del sector paraestatal, supuso la creación de cadenas productivas más complejas, con el fin de alimentar la industria y el consumo interno, no depender de bienes intermedios importados. Se considera el desarrollo de la industria eléctrica como uno de los más influyentes, tanto en lo social (el acceso) como en lo industrial (subsidio a la producción), ya que entraba dentro de los planes de expansión industrial del estado, por lo que se le trató como una industria estratégica. El otro sector estratégico es el de los hidrocarburos, PEMEX, con el desarrollo de plantas petroquímicas, la extracción, exportación como fuente de divisas para la importación de bienes de capital, aunado al origen nacionalista de la constitución de esta paraestatal, convirtieron a PEMEX en un baluarte de la industrialización y desarrollo nacional.





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