(Síntesis
comentario)
Por
definición se considera “La historia de la doctrina económica”,
“La historia económica es el estudio de los hechos económicos
pasados y presentes en uno o varios países”. Existen muchas ramas
de la historia, historia política, historia social, etc. Sin embargo
se considera que son abstracciones de la realidad, pues la realidad
es la intersección de todas estas y aún más.
La
historia económica se ocupa de describir sucesos del pasado
(inmediato o lejano), para comprenderlos sin intenciones de encontrar
leyes o extrapolar efectos al futuro (próximo o lejano).
La
metodología para abordar los problemas entre el economista y el
historiador económico estriba en el hecho de que el economista
considera un modelo limitado a k variables y los demás factores, los
considera desechables, mientras que el historiador económico debe
ponderar cada uno de los factores involucrados en el problema para
darles sentido y lugar para comprender el problema de manera
concreta.
Las
variables que maneja el economista en el corto plazo, no sufren
variaciones, sin embargo en el largo plazo (histórico) muchas cosas
cambian de forma impredecible, es en esta esfera de variables no
homogéneas, donde el historiador debe desarrollar un fino sentido,
para dar cuenta del problema que estudia.
La
historia no se repite, no importa si una situación se parece mucho a
otra, no es del todo idéntica, la historia es una actividad
formativa que permite al ser humano saber de dónde proviene y donde
se encuentra parado, permite concebir la verdadera dimensión del
presente.
La
problemática del objeto de estudio de la historia económica difiere
de la del economista, tanto por los objetivos como por la
perspectiva.
Uno
de los mayores obstáculos a los que se enfrenta el historiador, son
las fuentes mismas ya que estás o bien pueden estar sesgadas por
intereses de todo tipo de índole, o de plano no existir en lo
absoluto. Formular las interrogantes en función del tipo de fuente
que se tiene es una habilidad indispensable si el historiador quiere
llevar su investigación a buen término.
Las
fuentes son tan importantes para el historiador que son prácticamente
el único elemento que según el autor lo distingue de un novelista,
el historiador no cuenta, relata y describe hechos que efectivamente
ocurrieron y de los cuales tiene pruebas (fuentes). No existe
historia sin documentos fidedignos.
Referencia:
•
Cipolla,
C. (1991) Entre
Historia y Economía.
Barcelona: Crítica, pp. 15-34.
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